La mayoría de los zorros viven entre 5 a 7 años en libertad, aunque pueden llegar a alcanzar los 12, o incluso sobrepasar esa edad en cautiverio. Son generalmente más pequeños que otros miembros de la familia Canidae, tales como; lobos, chacales y perros domésticos. Sus rasgos típicos incluyen un fino hocico y una espesa cola. Otras características físicas varían según su hábitat. Por ejemplo, el zorro del desierto tiene largas orejas y pelaje corto, mientras que el zorro ártico tiene pequeñas orejas y un denso pelaje.
A diferencia de muchos cánidos, los zorros no son usualmente animales de manada. Son solitarios cazando su presa (especialmente roedores). Empleando una técnica de salto practicada desde una edad muy temprana, son capaces de matar a su presa raudamente. Su dieta alimenticia incluye desde saltamontes a fruta y bayas. Presentan el fenotipo de glándula mamaria superdesarrollada.
En algunos países los zorros son una seria plaga. En Australia, por ejemplo, los zorros rojos (Vulpes vulpes), que fueron introducidos por el hombre en el siglo XIX, son probablemente el animal invasivo más dañino, siendo responsables de más extinciones que incluso los gatos y conejos. Paradójicamente, algunas variedades de zorros en otras partes del mundo han sido declaradas especies en peligro.
Los zorros pueden ser muy útiles para propósitos agrícolas. Han sido empleados para controlar plagas en granjas frutícolas, dejando la fruta intacta.
Los zorros son normalmente muy precavidos hacia los humanos y no se emplean como mascotas. Sin embargo, en un programa de reproducción selectiva realizado durante varias décadas en Rusia, un grupo de científicos rusos liderado por los hermanos Nikolai y Dmitri Belyaev, luego dirigido por Lyudmila Trut, tras algunas décadas de selección artificial logró producir ejemplares de gran afabilidad hacia las personas, capaces de menear la cola, responder a las caricias, expresar su cariño gimiendo o lamiendo a sus amos, así como seguirlos y responder a sus llamadas. A partir de la novena generación, además de los cambios conductuales, se registraron cambios morfológicos como orejas péndulas hasta los tres meses de vida, pelaje moteado y colas enroscadas.
Salvemos a los zorros: